“Tan lejos y tan cerca, sin embargo, de Birnam”
viernes, 25 de enero de 2013
Guillaume en Birnam
“Tan lejos y tan cerca, sin embargo, de Birnam”
miércoles, 7 de septiembre de 2011
flâneur
Oh gente que conozco, yo que conozco a los otros, nos dice Guillaume, me basta con oír el ruido de sus pasos para indicar por siempre la dirección que han tomado. Como también nos dice que va, él, lo menos posible a las grandes bibliotecas, pues le gusta más pasear por los muelles, esa deliciosa biblioteca pública, el más hermoso y agradable paseo en el mundo. Como nos dice, siempre, tantas otras cosas.
Desconociendo a los otros, no bastándonos el ruido de sus pasos, ni el de los propios, pasearemos nosotros, ahora, los muelles de Barcelona.
En La Central del Raval, con Sergi Bellver, Jekyll&Jill, y con cava para todos.
viernes, 1 de julio de 2011
antorcha inextinguible
Como Guillaume, y con él (ataviado a la manera de director de una imaginaria compañía teatral, con un bastón de trinchera en la mano, ante el telón bajo antes de la función, y saliendo del hueco del apuntador), sólo puedo, ahora, decirles:
Pero allá lejos todavía hay una hoguera
Donde se abaten estrellas humeantes
Y quienes las vuelven a encender les piden
Que se eleven hasta esas llamas sublimes
Y que ardan con ellas
Oh público
Sean la antorcha inextingible del fuego nuevo
[Mañana estará Guillaume en Madrid. También Jekyll&Jill, Fran Nixon y los Tipos Infames. Y parte de ecrevisse. Y otros, espero. Y, por supuesto, la mujer que baila alrededor de la montaña. Tal vez también estaré allí].
martes, 24 de mayo de 2011
solo entre el gentío
martes, 12 de abril de 2011
un día, el día
martes, 5 de abril de 2011
lunes, 4 de abril de 2011
azul horizonte y rojo

(Entradas nº32 y 33 del álbum)
Dos dibujos para la edición original de El poeta asesinado, Bibliothèque des Curiex, L’Édition, París, 1916. El de Leonetto Cappiello, destinado a la cubierta del libro, un dibujo original en acuarela, carboncillo y gouache, muestra a un jinete herido en la cabeza, con la boca abierta y la mirada perdida, y sangrando abundantemente. El jinete, su caballo y la tierra, que parece la mar, son de color azul horizonte. Tan sólo la sangre es roja, color de la sangre. El otro dibujo, destinado al frontispicio del libro, es un retrato de Guillaume vendado, crispado y doliente, realizado por su amigo Rouveyre, y publicado ya en el Mercure de France nº433, página 46, el 1 de julio de 1916, como parte de una segunda serie de retratos dibujados por Rouveyre que lleva por título Visages.
martes, 29 de marzo de 2011
memoria e imprenta
Soy hombre de escasa memoria. Algunos de ustedes lo saben. Lo primero que olvido, de forma extraña pero contundente, son las palabras que escribo. De las que hablan de Berthier, de Guillaume y de Madeleine ya no debo preocuparme. JekyllandJill acaban de llevarlas a imprenta. Ya no podré, desde hoy, olvidarlas nunca. Aunque sean alimento para los peces de plata.
lunes, 28 de marzo de 2011
abedul crepuscular
Para las vidas imaginarias.
Dice Marcel Schwob que “la ciencia de la historia nos sume en la incertidumbre acerca de los individuos”. Tal vez la misma incertidumbre junto a la que, mientras cantaba, Guillaume caminaba reculando, reculando, al igual que los cangrejos. Esa ciencia de la historia, y no la de las incertidumbres, muestra a los individuos en el momento de las acciones generales. Y el arte, dice Schwob, es lo contrario de las ideas generales. Por eso nos lanza Marcel Schwob un desafío: “Mírese una hoja de árbol, sus nervaduras caprichosas, sus matices que varían con la sombra y el sol, la protuberancia que ha levantado en ella la caída de una gota de lluvia, la picadura que le dejó un insecto, el rastro plateado del pequeño caracol, el primer dorado mortal que le imprimió el otoño; búsquese una hoja exactamente igual en todos los grandes bosques de la tierra; lanzo el desafío”. Tal vez por ello, el desafío ha unido a Berthier y a Guillaume bajo la lluvia de todas las hojas del único abedul crepuscular que se erguía junto a las trincheras, el mismo que palideció a cada palabra en el umbral del horizonte. Tal vez. No puedo saberlo con seguridad. Ustedes me dirán. “Incertidumbre, oh mis delicias”.
miércoles, 23 de marzo de 2011
los peces terribles
Esta imagen constituyó el llamado quinto adelanto de JekyllandJill Editores.
El texto que sigue es el comienzo del fragmento (o capítulo) nº 18.
Será una parte de la página 23.
Lo irán viendo, ya lo dije.
"Estábamos, me dijo Guillaume, diciendo adiós a toda una época, en aquellos días en los que los gigantes furiosos se erguían sobre Europa, las águilas abandonaban sus nidos y los peces terribles emergían de los abismos. Los muertos temblaban, allá donde estuviesen, los perros ladraban hacia las fronteras y sentía en mí, dijo, a todos los ejércitos que habían de combatir los unos contra los otros, el hombre contra el hombre, descendiendo como estrellas fugaces hasta los océanos más profundos".