martes, 26 de abril de 2011

todas las palabras



Todo el azul horizonte es para ella.
Como se dice en la página siete.
Y al igual que, como ya anuncié tiempo atrás, todas mis palabras.

viernes, 22 de abril de 2011

Jekyll & Jill



Habla Lichtenberg, y nos dice que los hombres no pueden decir cómo ha ocurrido una cosa, sino sólo cómo creen que ha ocurrido. Bien cierto en mi caso, que nunca, nunca, sé cómo me ocurren las cosas. Así, no podré decir ahora cómo ha “ocurrido” este libro, pero sí cómo creo que ha “ocurrido”. Sí puedo decir cómo creo saber que han llegado, o llegarán, hasta las manos de ustedes los olores y sonidos de sus páginas. Sí puedo decirlo y lo hago. Es justo y necesario hacerlo, decirlo, vocearlo. Un día me esperaba a mí mismo ha “ocurrido” por un acto de amor absoluto al libro. No sólo a este libro. Amor al libro, a todos los libros que son y habrán de ser. Jekyll & Jill destilan amor por lo que hacen. Lo irán viendo, no les quepa duda. Vendrán, “ocurrirán”, más libros con ese sello rojo del pez de plata que todos los libros devora, y todos ellos surgirán de ese amor, les serán a ustedes entregados con ese amor, serán devorados también por ese amor. No es usual que haya tanto amor en los libros que se hacen. Y en éste lo ha habido, lo hay, lo habrá, como lo habrá en los que lleguen. Lo sé, aunque no pueda saber cómo ha ocurrido. También dice Lichtenberg que le encantaría que entre las palabras más hermosas de Shakespeare, aparecieran en rojo aquellas que se debían a una copa de vino bebida en un momento de felicidad. No soy Shakespeare, ni aspiro a ello, pero Jekyll & Jill ya han subrayado en rojo de vino y coral las mías, mis palabras bebidas con vino en este momento de plena felicidad y azul horizonte. Todos ustedes pueden verlo como yo lo veo.

Pero entretanto, pónganles rostro a Jekyll & Jill, a Jill y a Jekyll, y véanlos como los retrató Vicente Almazán. Y no olviden que el martes 26 de abril, en la librería Cálamo de Zaragoza, a las ocho de la tarde, se presentarán en sociedad, repartirán su amor y, también, beberán vino con ustedes.

martes, 12 de abril de 2011

un día, el día

Ahora que ya tiene cuerpo bien guardado; que tiene el olor de las tintas de horizonte y sangre; que cruje al oído entre las manos y canta como lo haría el propio Guillaume; ahora que es al fin tacto, luz y maravilla, y que, de tener un sabor, tendría el regusto de un pernod; ahora, que todo eso es así ya, ha dejado de ser lo que ha sido, para comenzar a ser lo que ustedes quieran. Ahí lo tienen. Yo se lo ofrezco.

lunes, 4 de abril de 2011

azul horizonte y rojo


(Entradas nº32 y 33 del álbum)

Dos dibujos para la edición original de El poeta asesinado, Bibliothèque des Curiex, L’Édition, París, 1916. El de Leonetto Cappiello, destinado a la cubierta del libro, un dibujo original en acuarela, carboncillo y gouache, muestra a un jinete herido en la cabeza, con la boca abierta y la mirada perdida, y sangrando abundantemente. El jinete, su caballo y la tierra, que parece la mar, son de color azul horizonte. Tan sólo la sangre es roja, color de la sangre. El otro dibujo, destinado al frontispicio del libro, es un retrato de Guillaume vendado, crispado y doliente, realizado por su amigo Rouveyre, y publicado ya en el Mercure de France nº433, página 46, el 1 de julio de 1916, como parte de una segunda serie de retratos dibujados por Rouveyre que lleva por título Visages.